Hace un año exponíamos sobre la Comunidad de Campesinos de “Calderetas” en Villamiel, ahora traemos un reportaje sobre la
Comunidad de Campesinos de “San Silvestre en Novés” con información extraída de
“Claridad. Diario de la noche” (09/04/1936) redactado por Lázaro (Amando Lázaro Ros) y “El Obrero
de la Tierra” (18 y 25/04/1936). Destacar que las fotografías son de Alfonso.
La
finca de San Silvestre con su castillo, aunque pertenece al término municipal de Maqueda,
constituyó una Comunidad de Campesinos radicada en Novés, por tener mayor vínculo sociolaboral. En 1936 era propiedad de la marquesa de Alpuente.
En el
reportaje se cita a Honorio Alonso, secretario de la Federación de Trabajadores
de la Tierra de Novés; a Francisco García Rodríguez, cabezalero de la Comunidad
de Campesinos de San Silvestre; a los síndicos Víctor Benayas García y Félix
Díez Canseco; y a Orencio Labrador Maza, secretario de la Federación Nacional
de Trabajadores de la Tierra en la provincia de Toledo, organizador del
“Regimiento de Campesinos de Toledo” al iniciarse la Guerra Civil. El destino de estos novesanos durante la Guerra Civil lo desconocemos.
“Claridad.
Diario de la noche”. 09/04/1936.
CON LOS
CAMPESINOS COLECTIVISTAS DE ESPAÑA
Novés, o el
fracaso parcelamiento. – La burguesía despoja al señor feudal; el proletariado
del campo aplaza a la burguesía. – El castillo de San Silvestre. – La última
guardia de un escopetero. – El nacimiento de una Comunidad de campesinos.
"Vaya
usted a Novés", nos había dicho "el Moreno", de Villamiel de
Toledo. "Allí verá el fracaso del sistema de parcelamiento."
Nos
encaminamos a Novés. El pueblo ofrece las características y el aspecto de todos
los que vamos viendo hoy: la carretera que lo parte en dos, el arroyo que se
cruza con la carretera, el mocerío en fiesta, apiñado a ambos lados, y los
grupos de hombres maduros que conversan en la puerta de las tabernas. El
secretario de la Federación de Trabajadores de la Tierra en la provincia de
Toledo hace llamar al alcalde, socialista, y a la Directiva de la Sección local
de la Federación. Pronto corre la noticia de nuestra llegada por los grupos, y
el auto se ve rodeado de jóvenes que lucen escarapela o estrella roja en la
solapa.
-¿De
modo que os han hecho ya la entrega de la finca de San Silvestre?, pregunta
Orencio Labrador.
Como
si nos la hubiesen entregado. El ingeniero estuvo ayer a levantar acta de
incautación por el Instituto y de formación de la Comunidad de Campesinos de
San Silvestre. Mañana vendrá a ponernos en posesión de todo.
Labrador
contesta, enérgico:
-Y
si no está aquí a primera hora, me llamáis por teléfono a Toledo. No hay que
perder un día, ni dejar pasar una hora. El tiempo apremia...
-...y
los estómagos, comenta el alcalde.
-¿Queda
lejos la finca?, preguntamos.
-Aquí
cerca. Un par de kilómetros, a lo sumo, marchando a pie por el arroyo. ¿Ve
usted el castillo sobre el último cerro? Pues aquél es.
Echamos
a andar, a la cabeza, del grupo. El alcalde, enjuto y menudo, pero de expresión
inteligente y trazas de hombre cauto, se pone a nuestro lado. El castillo,
mirado así, dé lejos, parece estar a un paso. Da la impresión de encontrarse
bien conservado. Pero es nada más que una de sus caras almenadas lo que vemos.
Y la lejanía engaña. Cuando estemos junto a sus murallas, sufriremos un desengaño.
Es una pura ruina.
EL FRACASO
DE LOS PARCELAMIENTOS
-Sois
muchos los afiliados a la Federación de Trabajadores de la Tierra?
Nos contesta
el secretario, Honorio Alonso, pequeño,
cariancho, despierto, enérgico:
-Unos
cuatrocientos. Contamos, además, con una juventud resuelta y valiente. Ciento
treinta camisas de uniforme tenemos en- cargadas.
-¿Y el
número de parados?
-Todavía
quedarán muchos, después de hecho este asentamiento.
-¿Y cómo os
habéis resuelto a trabajar la finca colectivamente?
-Porque
estamos escarmentados de los parcelamientos, contesta un campesino que camina
junto a nosotros. El año 32 parcelaron la dehesa de Olbeite y
asentaron en ella a 169 braceros, dándoles a cada uno de ellos cinco fanegas de
tierra. Una ruina. ¿Qué va uno a hacer con cinco fanegas? Trabajarlas mal,
porque eso no permite sostener una buena yunta de mulas. Además, que hay que
dejar descansar una parte. ¿Se puede sostener con eso una familia? No señor.
Los asentados de Olbeite tienen que buscarse jornales por otro lado, y poco a
poco van dejando su parcela abandonada o mal cuidada.
Eso sin
contar con los recelos, envidias y disputas...: que si tu - borrica ha entrado
en mi sembrado, que si tu parcela es mucho mejor que la mía... Una ruina y un
disgusto constante.
Interviene
Honorio Alonso:
-Cómo será
el desengaño, que son muchos los parcelistas que han pedido entrar en la
Comunidad, una vez que recojan la cosecha de este año, sumando sus a parcelas a
la explotación colectiva. Nosotros, los socialistas, quisiéramos hacer de todo
el pueblo una Comunidad.
Tercia el
alcalde:
-Entre los
que van a ser asentados en San Silvestre hay pequeños propietarios, y esto nos
crea una dificultad.
-Eso no es
dificultad, Interrumpe Labrador. Tenéis dos soluciones. Una: que sumen sus
pequeñas propiedades a la Comunidad. Otra: si no están conformes con eso,
disminuís su participación en la Comunidad, calculando la extensión que tienen
sus pequeñas fincas. Lo importante es que todos seáis iguales.
-Eso mismo
habíamos pensado nosotros, dice un hombre de edad, de cara cuadrada y grave
expresión.
Caminando,
caminando, nos acercamos a la finca y se ven huertas en ambas márgenes del
arroyo. Este nos da continuos quiebros, poniendo a prueba nuestra agilidad de
saltarines. El camino que lo bordea está estropeado por las lluvias del invierno.
-Habrá que
arreglar esto enseguida, dice uno de los síndicos de la Comunidad de Campesinos
de San Silvestre, que se llama Víctor Benayas García.
(Este
constante tropezar con el apellido Benayas nos hace su poner que, por esta zona
de Toledo, arraigó durante siglos alguna tribu árabe de los Benaixas,
suposición histórica que brindamos al otro Benayas, incrustado en el
Instituto de Reforma Agraria, lo que no le ha librado de que
sus fincas del partido de Escalona estén siendo expropiadas a beneficio de
otros Benayas menos afortunados.)
FEUDALISMO,
BURGUESIA Y PROLETARIADO AGRÍCOLA
Vamos
caminando ya dentro de la finca de San Silvestre. En la parte baja, a ambos
lados del arroyo, las tierras de regadío. Enseguida, el olivar; son 3.400
árboles que se pliegan, formando hileras interminables, a las sinuosidades del
terreno. En lo más alto del cerro, dominando toda la finca y sus
alrededores, asoman los torreones y almenas de un castillo feudal, que debió de
ser magnífico à juzgar por lo que de él queda en pie. Uno de los lienzos de la
muralla está casi intacto por fuera. Es todo él de piedra berroqueña con
dibujos de oscuro ladrillo en las almenas. Lo rodea un foso profundo, colmado
en algunos ángulos por la paja de los establos.
Las casas
de labor se alinean, a un centenar de metros de distancia, al borde del camino.
Al acercarnos a ellas asoman por sus puertas los rifles de los fusileros de la
finca y una nube de perros. ¡Bien cuidada está la finca de la que fue marquesa
de Alpuente!
Cerca de
las casas, una ermita. Pregunto yo ingenuamente:
-¿Y la
escuela? No construyeron los amos de San Silvestre alguna escuela?
Media
docenas sonrientes y socarrones hacia mí. Uno de los campesinos me da la contestación:
-¿Escuela? Tampoco!
Esa que ve no la edificaron los ¿?. Antes que a la ¿? de ahora perteneció ¿? a
otra marquesa o que se la vendió a ésta.
-Ni acercarnos
nos dejaba ese sobrino. Pues no nos echó una ¿? que le robábamos las ¿? castillo
para los ¿? Y esa huella que ve cerca del chorrillo, ¿? para que no pasasen.
-En la cárcel
¿? a dos compañeros ¿?. No le bastaban al ¿? fusileros y hacía ¿? interviniese
contra nosotros ¿? civil. Nuestros compañeros tenían una pequeña ¿? con la del
amo de San Silvestre, venían ¿? de vejámenes. Un ¿? de su parcela ¿? aperos y
con no muy ¿? modos.
Se
revolvieron, ¿? de los civiles, algún ¿? de los nuestros, y nos ¿? por desacato
y las cosas más.
-Ponga
usted CLARIDAD, nos dice el alcalde ¿? unos trabajadores ¿? buenos. ¿Por qué no
¿? la amnistía, si ¿? consecuencia de ¿? que nos tenía el amo de San Silvestre,
con sus ¿? los civiles?
Llegamos a ¿?
cerro. - No puedo sustr¿? impulso de encaramar¿? torreones. El panorama que
desde él se domina es magnífico: el olivar, los sembrados, las huertas, pueblos
de casas chatas, apelotonados en torno a las altas torres de sus iglesias. Y
una lección de historia de las luchas de clases y del proceso de los sistemas
económicos. Junto al castillo en ruinas -feudalismo y siervos de la iglesia- las
casas de labor, donde los guardas jurados velan por la propiedad de un burgués
enriquecido y ennoblecido; en las eras, jubiloso y saludándonos con los puños
en alto, el grupo de parias, los obreros de la tierra que hoy van à desalojar
al burgués, de igual modo que el burgués desalojó un día al señor feudal. El
proceso histórico avanza implacable; las clases sociales cumplen su ciclo y
desaparecen, como los cangilones de una noria que vuelven a hundirse en el pozo
cuando ya han vertido el agua de que estaban llenos.
LOS OLIVOS
DE SAN SILVESTRE LANGUIDECEN
Me siento a
conversar con el cabezalero y con los síndicos de la Comunidad de Campesinos de
San Silvestre. Se llama aquél Francisco García Rodríguez; los
síndicos son Víctor Benayas García y Félix Diez Canseco. Observo en ellos la misma fe en sí mismos, y
la misma preocupación de que se les den todos los elementos necesarios para que
la explotación colectiva constituya un éxito, que he visto antes en los
dirigentes de la Comunidad de Campesinos de Villamiel de Toledo. No les da
miedo la empresa; ¡todo lo contrario! Pero el señorito tenía capital para
comprar todo lo necesario y pagar jornales para hacer las labores a su tiempo.
Aquí debe ser el Instituto de Reforma Agraria el que facilite esos elementos.
Dice uno de ellos:
- Ha visto
usted qué mustio está todo el olivar? No le han hecho labor alguna. Si se
hubiese aplicado la ley del Laboreo forzoso ...
-Vuelva
dentro de un mes, nos dice otro, y estará el olivar como un jardín.
-A nosotros
no nos dejaba acercarnos, pero las ovejas sí que entraban en el olivar. ¿No os
habéis fijado en que las puntas de las ramas bajas están mordisqueadas?
-Hay que
poner los hombres a trabajar enseguida.
-Si, ¿pero
con qué? Rabiando están todos por trabajar. San Silvestre lo convertiremos en
una finca modelo. Pero que venga el dinero a tiempo.
¡Que venga
el dinero a tiempo! ¡Que se hagan las cosas a tiempo! ¡Ese es el clamor unánime
de todos los trabajadores del campo! ¡Es tan complicada, lenta y engorrosa la
máquina burocrática! ¡Hay en ella tantos emboscados que sólo piensan en que
fracasen los asentamientos, y en que los campesinos pierdan su fe republicana y
socialista!
Orencio
Labrador, que conoce a todos y sabe despertar el entusiasmo en todos, les dice
vivamente al cabezalero y síndicos: -No os confiéis de nadie. Si no viene
mañana el ingeniero, me ponéis una conferencia. Y, si tarda el dinero, una
reclamación cada día. Ya me encargaré yo de no dejar en paz a nadie. De todos
modos, a trabajar inmediatamente, aunque los hombres no cobren enseguida sus
jornales. Aquí sois ya los amos y tenéis que obrar como amos. Con valentía.
LA ÚLTIMA
GUARDIA DE UN FUSILERO
Uno de los
fusileros de la marquesa ronda alrededor de nuestro grupo. Los campesinos
le miran ceñudos. Yo, en cambio, barrunto que no quiere descargar su
arma, sino su alma. Y me separo, dirigiéndole la palabra e invitándole a
encararse con la máquina de Alfonso.
-¿Que me
deje fotografiar? Sí, señor. Con mucho gusto. Lo que ustedes quieran.
Sin esperar
a que yo le haga preguntas, como quien tiene prisa por soltar lo que lleva
dentro, me dice:
-Mire
usted, señor. Yo soy un trabajador como ellos. Llevo seis meses en el cargo de
guarda. Tuve que agarrarme a él, como tantos otros. ¿Por qué no han de
considerarme como a un trabajador más?
-Como a un
trabajador más, si. Como guarda... ya sabes que el guarda debe ser hombre de
confianza de los amos. Los amos son ahora ellos.
-Me han
dicho que mañana toman posesión de la finca.
-Sí. Hoy
haces tu última guardia...
Vuelvo al
grupo de directivos de la Comunidad y de la Sección local de Trabajadores de la
Tierra. Tuercen el gesto. No se borran de un día para otro los viejos rencores.
LO QUE ES
LA FINCA DE SAN SILVESTRE
Abarca la
finca, aproximadamente, 1.500 fanegas, y en ella serán asentados 110
campesinos, cabezas de familia. Además del olivar, tiene 150 fanegas regables y
algún viñedo. Este se encuentra estropeado, según me dicen los síndicos.
Este
asentamiento no es suficiente para remediar el agudo paro de que sufre Novés.
El secretario de la Sociedad de Trabajadores me dice que este quedaría
totalmente resuelto mediante la expropiación de las dehesas Poco Abrigo y Las
Yugadas, aquélla de 650 fanegas y esta última de 700, con algo de regadío.
¿Tendrán los trabajadores de Novés que dar aldabonazos para que les atiendan,
por el mismo estilo que los están dando tantísimos otros pueblos de España?
EL GRAN
PROBLEMA
La
multiplicación de las Comunidades de Campesinos plantea a los Sindicatos y
Organizaciones proletarias un problema trascendental. Es este: Si los
campesinos colectivistas de España han de triunfar, evitando de paso el colapso
de la economía nacional, habrá que suplir la incompetencia o la mala fe del
aparato burocrático que se llama Instituto de Reforma Agraria. Las Comunidades
de Campesinos, como toda empresa, necesitan que el mecanismo del crédito
funcione adecuadamente. En España no existe el crédito agrario y por otro lado
el Instituto se ha reservado ciego que quiere guiar a otro ciego-la tutela de
las nacientes organizaciones de explotación colectiva. ¿Por qué no han de crear
las Federaciones de industria y los partidos proletarios esos organismos necesarios
al desarrollo del colectivismo campesino?
No hace
mucho que la Federación Española de Trabajadores de la Tierra celebró una
Asamblea nacional de Cooperativas agrícolas. Es preciso impulsar la idea hasta
su total realización. La Federación Española de Trabajadores de la Banca podría
jugar también un gran papel en esa tarea humana y tan socialista. En los campos
de España, dentro del organismo capitalista, asoman ya los núcleos del futuro
colectivismo agrario.
Lázaro.
“Claridad.
Diario de la noche”. 09/04/1936.
Guarda jurado de la finca.
Guarda jurado de la finca.
Amando Lázaro Ros (redactor, con boina negra) y Orencio Labrador (sujetando a una niña).
Orencio Labrador junto a miembros de la Comunidad de Campesinos de Novés en San Silvestre.
“El Obrero de la Tierra”. 18/04/1936 y 25/04/1936.
Ruiz Alonso, José María. (Edición 2019). Estadillo I: Cuantificación de la Reforma Agraria de 1936.
BIRA14 - 6-1933 - Resumen - Novés.
Fuentes
-
Fundación Pablo Iglesias. “Claridad. Diario de la noche”.
09/04/1936.
-
Biblioteca Digital Memoria de Madrid. “El Obrero de la Tierra. 18/04/1936 y 25/04/1936.
-
https://moralesgutierrez.es/noves-en-la-guerra-civil/
Notas:
1. Por favor, si copias, no me importa, pero cita el blog https://vestigiosguerraciviltoledo.blogspot.com