martes, 30 de abril de 2024

La 74 División franquista en Venta de Aires

Nota: Desarrollo de post publicado en el perfil de Facebook de 30/04/2024.


Finalizada la Guerra Civil en la provincia de Toledo, la 74 División franquista se dio un homenaje en Venta de Aires los días 16 y 17/04/1939, que quedó inmortalizado con una fotografía.


74 División franquista en Toledo el día 16/04/1939. 

En el centro de la imagen aparecen Pablo Arias Jiménez (su coronel y jefe) y Ricardo Villalba Rubio. El edificio de la Diputación Provincial al fondo. 

(Tomada de www.requetes.es


La 74 División finalizó su actuación en la Guerra Civil con su participación en la ruptura del frente de Toledo en marzo de 1939 y quedó aquí destacada. Si el lector precisa más información, puede acudir a nuestro libro El frente al sur del Tajo: Operaciones militares durante la Guerra Civil en la provincia de Toledo, 1936-1939".

https://vestigiosguerraciviltoledo.blogspot.com/p/libro-operaciones-militares.html 


El diario el Alcázar de 18/04/1939 se hacía eco de tal homenaje con la siguiente noticia:


En el típico restaurante "Venta de Aires", la 74 División ha celebrado, ayer y el domingo, invitada por su jefe, el coronel don Pablo Arias, en sendos banquetes, simpatiquisimos actos de fraternal camaradería, el feliz éxito de su participación heroica en las operaciones guerreras y el fausto acontecimiento de la victoria definitiva, creada por el genio del Caudillo y forjada con el empuje incontenible y el sacrificio alegre y generoso del Ejército y Milicias, fundidos en una misma fe y un mismo santo afán de gloria por Dios y por España.


El domingo los comensales fueron, con el coronel Arias, los jefes y oficiales de todas las unidades de la División: Séptimo batallón de San Quintín, batallón de Ceuta, número 7; el 184 de Argel, el 131 de Bailén, primero de Las Palmas, el de Falange Española Tradicionalista "General Mola", 15 de Mérida, 285 de Tenerife, Bandera de Falange Española Tradicionalista de Soria, segunda de Burgos, Tercios de Requetés "Burgos Sangüesa" y "Montserrat" y Agrupaciones de Artillería, Ingenieros y Sanidad.


Ayer, nutridas representaciones de clases y tropa de las distintas unidades con los altos jefes de la División, los de cada una de las unidades y los oficiales que, por deberes del servicio, no pudieron asistir el día anterior, presididos también por el coronel Arias.


Ambos actos fueron amenizados por la banda de música de la segunda Bandera de Falange Española Tradicionalista de Burgos, perteneciente a la División, que interpretó un selectísimo programa de música española, y al final los himnos del Movimiento y el Himno Nacional, que fueron escuchados en posición de firmes y brazo en alto.


A los postres, en cada uno de los actos, el jefe del Estado Mayor, teniente coronel don Luis Durango, leyó una vibrante alocución del coronel jefe de la División, que fué acogida con calurosos aplausos y vítores entusiastas al Caudillo, a España y al Ejército.


Ayer, luego de leída la alocución del coronel Arias, hablaron el teniente coronel jefe de la Artillería Divisionaria, don Fernando Pérez Porro, y el de la Infantería Divisionaria, teniente coronel don Ricardo Villalba Rubio. Ambos expresaron al coronel su gratitud y la de las fuerzas divisionarias en breves y elocuentísimos discursos, encendidos de ferviente españolismo. Fueron muy aplaudidos.




Dichas alocuciones quedaron plasmadas en el libro “74 División”: 


Alocuciones dirigidas a los Sres. Jefes, Oficiales, Suboficiales. Clases y Tropa de esta División

DIVISIÓN n.° 74    “LA LEONA”

TOLEDO, 16 de Abril de 1939. Año de la Victoria.


Queridos compañeros: El éxito no necesita explicaciones que sólo son precisas para tratar de justificar el fracaso o una ejecución defectuosa. Si me dirijo a vosotros, Jefes y Oficiales de esta gloriosa División, es para haceros presente que las victorias alcanzadas por nuestra Gran Unidad son debidas exclusivamente al entusiasmo, animoso espíritu y devoción al Ejército y a la Patria de que habéis dado constantes pruebas: primero, en los campos de instrucción; después, en los de batalla, en momentos difíciles que han exigido fatiga, exaltado valor y riesgos extremos, y en todo momento en cuantos trabajos y misiones se os han encomendado.


Hecho al trabajo y a la guerra desde que nací a la vida militar, os confieso que en momentos de meditación sobre vuestra conducta, he sentido profunda emoción pensando que en todos vosotros he encontrado constantemente a los Jefes y Oficiales que España necesita para ser Grande. No os digo esto con ánimo de hacer frases, ni al afirmarlo me ciega la pasión del cariño que, naturalmente, os profeso; tengo la convicción de que habéis llegado a la cumbre del cumplimiento del Deber. Poniendo toda vuestra voluntad, todo el interés y el más grande entusiasmo en interpretar las órdenes de vuestros superiores, habéis hecho soldados invencibles, del más elevado espíritu y de la mejor voluntad y conducta: el mejor soldado del mundo. Por eso sois la mejor Oficialidad, la que sabe hacer esta clase de soldados, la que arrostra las más difíciles empresas sin dar importancia a su meritoria y patriótica labor, comiendo mal, viviendo sin descanso, soportando el frío, el agua, el sol y venciendo y muriendo con la faz risueña y el corazón tranquilo. Así sois vosotros: así es España. 


La destacada acción individual que habéis desarrollado no es suficiente para alcanzar constantes victorias. Es necesario aunar los esfuerzos con la hermosa virtud del compañerismo, y en esto, como en todos vuestros actos, habéis sido perfectos. La más franca unión de esfuerzos, la más íntima compenetración y hasta la más inalterable amistad, ha reinado en todo momento, no sólo entre la Oficialidad, sino entre la tropa de todas las Armas y Cuerpos de la División. Nadie se considera superior a otro; todas las Armas, Cuerpos y Servicios son indispensables, y absolutamente todos se han prestado mútuo apoyo y han cumplido con su misión de una manera que podrá ser igualada, pero no superada. De todos es el éxito que hemos tenido la suerte de poder ofrecer a nuestra Patria.


Por eso he querido reuniros, con exclusión de todo elemento ajeno, para ofreceros, en íntima camaradería, mi sincero homenaje de admiración y cariño por vuestra abnegación, valor y ardor Patrio.


Cuando las necesidades del servicio nos separen, yo os pido que donde quiera que estéis tengáis presente la fe y el entusiasmo con que aquí habéis cumplido sin descanso con vuestros deberes militares y nacionales, y no dejéis nunca de seguir dando pruebas de vuestra acción laboriosa y útil que, sirviendo de ejemplo a los que os rodean, los estimule a que la imiten para que el grano de arena que cada uno de vosotros aporte al bien de la Patria, se convierta en un puñado, que al juntarse con otros formará una montaña, en cuya elevada cumbre se asiente España. 


Este, y no otro, es el modo de engrandecer a nuestra querida Patria. Compañeros, con el brazo en alto: ¡VIVA «LA LEONA»! ¡VIVA EL EJÉRCITO! ¡ARRIBA ESPAÑA! ¡FRANCO! ¡FRANCO! ¡FRANCO!


VUESTRO CORONEL, PABLO ARIAS

TOLEDO, 17 de Abril de 1939. Año de la Victoria.


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SUBOFICIALES, CLASES Y SOLDADOS de la División: Ayer tuve la satisfacción de reunirme en este mismo sitio con la Oficialidad de nuestra Gran Unidad. En la imposibilidad de hacer lo mismo con todo el personal de Suboficiales y tropa, habéis venido vosotros en representación de vuestros compañeros. Lo sois también del soldado español, sufrido, valeroso, amante del orden, de Dios y de la Patria.


Desde que en Jadraque tomé el mando de la División, no habéis descansado un momento. Si en los períodos de tiempo en que habéis estado en línea o en reserva, se han aprovechado los días para perfeccionar vuestra instrucción militar en intenso trabajo, acrecentando y afirmando cada vez más el caudal de vuestras virtudes militares; en los días de lucha habéis derrochado heroísmo, soportando las fatigas de la guerra con alegre entusiasmo, elevado espíritu y amor a la Patria que os ha llevado a derramar por Ella vuestra generosa sangre con ímpetu arrollador para ofrecerla continuados éxitos que han influído notablemente en el victorioso resultado de esta Santa Guerra contra los enemigos del hogar, la familia, la Religión y la Patria. 


No habéis hecho esto solamente: habéis afirmado la unidad de España, conquistado para Ella el puesto que en el mundo la corresponde al infundir el respeto y consideración que merece el Ejército Español por su instrucción, disciplina, valor técnico; por su conducta militar y civil, por su Fe, y, sobre todo, por el heroísmo incomparable de sus soldados que, con el ímpetu arrollador de su elevadísima moral, harán de España Una, Grande y Libre para siempre. 


Sólo la Fuerza y el Valor de los Ejércitos de tierra, mar y aire, pueden hacer grande a un país. A su amparo florecen todas las actividades nacionales, se desarrollan las letras, las artes, la industria, el comercio, la agricultura. Los representantes diplomáticos son atendidos y escuchados en los demás países, sus nacionales son respetados.


Ved el cambio que se ha operado en España. Comparad su situación nacional y mundial de la época anterior a la guerra a la de los días actuales. Todo se debe a la victoriosa acción del Ejército. La sangre derramada por vosotros, está fructificando. Podéis sentiros satisfechos de vuestra obra, de vuestros sacrificios, de vuestro valor. Habéis honrado el uniforme militar que lleváis y que podéis pasear con orgullo por el mundo entero, que nada hay más honroso que vestir el uniforme militar cuando con él se ha defendido a la Patria, se ha vertido por Ella la sangre y se ha alcanzado la victoria constantemente. Toda nuestra vida recordaremos con alegría en el corazón lo que ahora somos: UN SOLDADO ESPAÑOL. Vuestras madres, esposas y prometidas, sentirán el orgullo de serlo y de haber sufrido por vosotros con ese sufrimiento de la mujer española, callado, intenso, constante, por el peligro que corre su deudo, pero altivo, resignado y firmemente patriótico que la mujer española, cuyo mayor cariño son los hijos, cuando llega el momento de ofrecerlos a la Patria, se desprende de ellos con lágrimas en los ojos, pero con una firmeza de ánimo que engrandece su sagrada misión de madre.


Por eso, al ofreceros mi homenaje por vuestro valor victorioso en la guerra, lo elevo también a vuestras madres, a las de nuestros heroicos caídos, que ellas son las que con sus desvelos, sus consejos y su patriótica actitud nos inculcan el sentimiento del Deber e inyectan en nuestro ánimo las virtudes de la raza, de esta raza indomable y privilegiada que ha paseado por el mundo entero la Bandera Española. 


Ha terminado la guerra en España, pero si para su libertad y engrandecimiento necesita la Patria nuestro marcial concurso, volverán para nosotros nuevos días de gloria, conquistando para Ella renovadas victorias que afirmen nuestra pujanza racial.


¡VIVA EL SOLDADO ESPAÑOL! ¡VIVA LA MUJER ESPAÑOLA! ¡ARRIBA ESPAÑA!

VUESTRO CORONEL, PABLO ARIAS.












Fuentes:


  • División 74”. (1939). Editorial católica toledana.

  • El Alcázar”, 18/04/1939.


Notas:

1. Por favor, si copias, no me importa, pero cita el blog https://vestigiosguerraciviltoledo.blogspot.com